Es un fenómeno relacional, cultural y multicausal transmitido y aprendido, por lo que se puede “desaprender” y abarcar diversas manifestaciones.
En el ámbito escolar, al tratarse de niños, niñas, y jóvenes, un acto de violencia no necesariamente conlleva la intencionalidad premeditada de causar un daño a otro, sino que puede responder a necesidades de autoafirmación, a la búsqueda de pertenencia al grupo o a la verificación de los límites de otras personas.
Cuando un hecho de violencia deja de ser puntual y se vuelve recurrente, podemos hablar de acoso o bullying escolar.
Comprende toda agresión y hostigamiento reiterado, realizada por estudiantes que, en forma individual o colectiva, atenten en contra de otro estudiante, provocando en este ultimo maltrato, humillación o temor.
Suele haber testigos que guardan silencio y causa daño profundo a toda la comunidad educativa.